Las cámaras térmicas son una tecnología de uso industrial que cada vez se utiliza más en la seguridad institucional y privada.
Estas cámaras están dotadas de rayos infrarrojos. No miden la temperatura exacta, como haría un termómetro, pero si perciben el calor que emiten los objetos, recogiendo los matices de temperatura, que permiten elaborar una imagen en función de las diferencias de calor.
Todos los objetos, vivos o muertos, tienen una temperatura que la proyectan al entorno a través de rallos infrarrojos, no perceptibles por el ojo humano. Cuanto más próxima está la fuente de calor, más intensa es la radiación. A su vez, los objetos tienen barreras físicas (la piel, la superficie exterior, etc.) que actúan como elementos aislantes, separando la temperatura del objeto de su entorno. Pudiendo delimitar la forma, solo con las variaciones térmicas.
Las cámaras foto-térmicas funcionan con sensores de temperatura, que trabajan con independencia de la cantidad de luz y de las condiciones ambientales. Lo que permite transmitir información gráfica incluso si el lugar se encuentra a oscuras, si está a altas temperaturas, como puede ser el horno de una fundición, o si se halla bajo tierra, como la galería de una mina.
Esa información se refleja en imágenes térmicas, donde los colores rojos se asocian a las altas temperaturas y los colores azules a las temperaturas bajas. Plasmando todo un abanico de tonos en los que intervienen los amarillos y los naranjas, dentro de las temperaturas altas, y los verdes, morados y violetas, dentro de las temperaturas bajas.
Los ingenieros de Ibertronix, una empresa catalana que fabrica y comercializa cámaras térmicas, dicen que estos dispositivos tienen una gran variedad de aplicaciones. Se utilizan para controlar la fundición de metales, para detectar fugas en instalaciones de agua, para prevenir incendios y, por supuesto, para reforzar la seguridad de edificios y recintos. Es en esta última aplicación en la que nos vamos a detener.
Tecnología militar de uso civil.
Las cámaras de infrarrojos comenzaron utilizándolas el ejército de los Estados Unidos en 1965. No se empieza a aplicar al uso civil hasta 8 años más tarde, en 1973. Cuando se usaron para detectar averías dentro de las líneas de alta tensión.
Este no es el único invento militar que ha trascendido al conjunto de la sociedad. Como nos recuerda la web de Rtve, internet comenzó siendo una tecnología de uso militar mucho antes de que la mayoría de los mortales supiéramos de su existencia.
La red de Arpranet, el origen de internet, es desarrollada por el departamento de defensa de los Estados Unidos, el pentágono, en plena Guerra Fría, en 1969. La idea era establecer una conexión de datos entre 4 puntos distantes en condiciones de guerra.
Internet se desarrolla en el momento en el que esta tecnología se extiende a las universidades y corre pareja al desarrollo de la informática. Es cuando, por ejemplo, Steve Jobs y sus amigos desarrollan el primer ordenador personal de Apple.
Es el inicio de Silicon Valley. Cuando se fragua la leyenda de los jóvenes emprendedores que ponen en marcha nuevos adelantos tecnológicos en el garaje de sus casas. Sin embargo, la historia real no fue tan bonita como nos la han contado. Muchos de estos jóvenes científicos eran un banco de pruebas para el ejército norteamericano. Y sus descubrimientos se mantuvieron en secreto durante décadas.
Internet salta al conjunto de la población mundial a finales de los años 90. Treinta años después de su invención. Y tarda casi diez años más en hacerse popular y accesible para gran parte de la población. Otras tecnologías que usamos a menudo en nuestra vida diaria, como la telefonía móvil, también fueron un invento militar.
Dónde se usan las cámaras térmicas en seguridad.
El periódico El Confidencial Digital informa que la seguridad de la base aérea militar de El Grado, en Gran Canaria, se ha reforzado con cámaras de infrarrojos y drones dotados con cámaras térmicas que supervisan el espacio aéreo próximo al aeropuerto. Las cámaras foto-térmicas siguen siendo un elemento fundamental en la seguridad militar.
Al mismo tiempo, su presencia, dentro de la seguridad privada, es cada vez mayor. Muchas urbanizaciones de lujo disponen de cámaras térmicas ubicadas estratégicamente. Estas cámaras transfieren información a los centros de control de seguridad, emitiendo la imagen en monitores, como si fuera una cámara de videovigilancia.
Las cámaras de infrarrojos permiten monitorizar una zona en condiciones de poca iluminación. Por lo que son adecuadas para la vigilancia nocturna y para detectar objetos sospechosos en lugares donde hay poca visibilidad.
Encontramos cámaras térmicas dentro de algunas cajas fuertes de bancos y empresas. Estas cámaras permiten vigilar el interior de la cámara acorazada y prevenir intentos de robo. En los años 80 se realizaba un sistema de robo a las cajas fuertes que consistía en abordarlas desde túneles excavados bajo tierra. Se conocía como butrón. Para ejercerlo, los ladrones tenían un gran dominio de la planificación urbana de la zona y un manejo de máquinas de construcción. Hoy, con estas cámaras de seguridad, sería más difícil ejecutar robos de este tipo.
En los pasillos interiores y dependencias de centrales eléctricas y de otras instalaciones encontramos cámaras de infrarrojos que transfieren la información al centro de control de la central y de la compañía. Con estas cámaras se previenen posibles sabotajes y se detectan actuaciones sospechosas que pueden afectar a la producción.
¿Cómo elegir la cámara térmica adecuada?
Todas las cámaras de infrarrojos no son iguales. Las hay de distintas calidades y con diferentes niveles de resolución. Las tenemos portátiles y fijas.
Varios expertos en la materia a los que hemos consultado, nos dicen que si la cámara térmica se utiliza con fines de seguridad, es importante que tenga una lente gran angular de alrededor de 3,6 mm. Esta lente nos va a proporcionar una visión amplia de la zona. Si el número de la lente fuera más alto, se perdería resolución, pero se ampliaría el enfoque lejano.
Es importante que la cámara disponga de un iris interno que se adapte con facilidad a los cambios bruscos de iluminación. Si bien, las cámaras de infrarrojos detectan, principalmente, las radiaciones generadas por el calor, también son sensibles a la luz.
La información captada por los sensores se refleja en una imagen de vídeo, que podemos congelar en una imagen estática, una fotografía. El visor de la cámara debe tener al menos 250 líneas de resolución, para ofrecernos una imagen nítida. Cuantas más líneas de resolución tenga, la imagen será más clara. Según nos indican los expertos, una resolución de 450 líneas ya nos ofrece imágenes con bastante definición.
Por otro lado, la cámara debe disponer de como mínimo 24 leds. Cuantos más leds tenga, más lejos captará las imágenes.
Todos estos son valores técnicos complejos. Para adquirir una cámara térmica con fines de vigilancia, lo mejor es dejarnos asesorar por expertos. En función de nuestras necesidades de seguridad, ellos nos aconsejarán sobre cuáles son los dispositivos más adecuados.
Ventajas de esta tecnología.
Integrar cámaras foto-térmicas en nuestros sistemas de videovigilancia supone un salto cualitativo en la seguridad del lugar. Estas son algunas de las ventajas que nos ofrecen esta tecnología:
- Visión en total oscuridad.
Estas cámaras no necesitan luz para funcionar. Por lo que pueden detectar personas o animales en completa oscuridad. Esto las hace ideales para vigilancia nocturna o para controlar espacios que no suelen estar iluminados, como cámaras acorazadas, salas de máquinas o pasillos sin luz.
- Detección de intrusos ocultos.
Al identificar el calor corporal pueden descubrir a alguien intenta ocultarse entre los arbustos, detrás de los objetos o en zonas poco visibles, facilitando una información que no nos la proporciona una cámara convencional.
- Resistencia a condiciones climatológicas adversas.
Las cámaras térmicas funcionan perfectamente en condiciones de niebla, humo, lluvia, polvo, nieve, etc. Situaciones en las que una cámara de vídeo nos puede fallar.
- Mayor alcance.
Los fabricantes indican que estas cámaras son capaces de detectar movimientos a una mayor distancia. Esto depende de las características técnicas del dispositivo, pero, por lo general, las radiaciones de infrarrojos se perciben antes que la imagen física.
- Reduce falsas alarmas.
El calor que emiten los cuerpos y los objetos proporciona una información más fiable que la imagen. Con esta tecnología podemos descartar efectos ópticos imprecisos como los que producen las sombras, los reflejos y otros fenómenos.
- Complemento perfecto para otras cámaras.
Utilizar cámaras de infrarrojos no implica que tengamos que prescindir de las cámaras de vídeo por imagen. Al contrario. Ambos sistemas se complementan. Aumentando el control y la seguridad de las zonas protegidas.
- Detección preventiva en instalaciones industriales.
El uso de las cámaras térmicas en instalaciones industriales y energéticas es bastante frecuente. Con ellas no solo se refuerza la vigilancia en los puntos críticos, sino que nos advierten de posibles riesgos físicos como sobrecalentamientos o alta probabilidad de incendio.
Las cámaras térmicas son una tecnología cada vez más utilizada en el sector de la seguridad, que tras haber pasado por la seguridad militar, ofrecen una alta protección a la seguridad civil.
