¿Sabías que un motor reconstruido puede llegar a ser mejor que el original?

Cuando escuchamos la palabra “reconstruido” solemos imaginar algo que ha sido reparado con lo justo para seguir funcionando un poco más (como si fuera una versión de segunda mano que, aunque sea útil, ya ha visto tiempos mejores); sin embargo, en el mundo del motor esto no es así. De hecho, muchas veces un motor reconstruido puede rendir incluso mejor que uno nuevo de fábrica.

¡Sí, has leído bien! Esta es una realidad que cada vez más conductores y profesionales del taller tienen muy clara, y si quieres saber cómo funciona esta magia, sólo debes seguir leyendo.

Motores reconstruidos, pieza a pieza.

Antes de entrar en detalles, es importante tener claro qué se considera un motor reconstruido.

A ver, no estamos hablando de un motor de desguace o de uno que se ha parcheado en un garaje improvisado: un verdadero motor reconstruido es aquel que ha sido desmontado completamente, limpiado pieza por pieza, analizado al detalle, y se ha vuelto a montar con componentes nuevos o reacondicionados siguiendo especificaciones técnicas muy concretas.

Así que no, un coche que tiene una pieza nueva porque se le ha estropeado no está ya 100 % reconstruido y ya es mejor que el original sin más ¡Ahí falta mucha información! No se trata simplemente de reparar lo que fallaba, sino de devolver al motor sus condiciones óptimas e incluso mejorarlas, sustituyendo piezas que ni siquiera habían fallado todavía, pero que ya mostraban desgaste. De hecho, en muchos casos, se incorporan elementos modernos que no estaban presentes en el motor original, como segmentos de última generación o mejoras en los inyectores.

Eso sí es un motor reconstruido que supera al original, y ya verás por qué.

¿Por qué puede rendir mejor que el original?

Parece extraño pensar que un motor que ya ha tenido un uso previo pueda funcionar mejor que uno nuevo, ¿verdad? Pero hay varios motivos por los que esto sucede:

Para empezar, cuando un motor se fabrica en serie para un coche nuevo, lo hace bajo criterios de producción a gran escala, lo cual significa que las tolerancias (es decir, el margen de precisión con el que se ensamblan sus piezas) son más amplias, para que el proceso sea más rápido y económico.

Sin embargo, cuando ese mismo motor se reconstruye en condiciones controladas, el técnico tiene la oportunidad de ajustar cada componente con un nivel de precisión mucho más alto. Se pule, se rectifica, y se equilibra pieza a pieza, y así se consigue un ajuste milimétrico que muchas veces supera al ensamblaje original de fábrica.

Además, con la experiencia acumulada durante los años que el motor ha estado en uso, es posible saber qué puntos eran más susceptibles al desgaste o al fallo, y entonces se detectan justamente esas zonas en la reconstrucción para sustituirlas, evitando así problemas futuros. En otras palabras: el motor original no sabía aún por dónde podía romperse. El reconstruido sí lo sabe, y se prepara para ello.

Más limpio y silencioso sí, pero también más útil.

Sin lugar a dudas, uno de los aspectos que más sorprende a aquellos que prueban por primera vez un motor reconstruido profesionalmente es lo silencioso que puede ser. Al eliminar vibraciones innecesarias, equilibrar el cigüeñal o los árboles de levas, y al montar juntas completamente nuevas, el resultado es un motor que suena menos, gasta menos combustible, y contamina bastante menos.

Según un estudio, los motores reconstruidos pueden reducir hasta un 25 % de emisiones contaminantes respecto a uno convencional que ha envejecido, y consumen entre un 10 % y un 20 % menos. Y no es un milagro ni una fórmula secreta: es el resultado lógico de ajustar cada pieza para que trabaje con la mínima fricción y el máximo aprovechamiento de energía.

Además, el tipo de aceite que se usa en un motor reconstruido (si está correctamente adaptado) también ayuda a mantener una temperatura más estable y a que todo el sistema trabaje con menos esfuerzo.

Garantía y trazabilidad, un motor mucho más controlado de lo que piensas.

Una de las dudas más frecuentes cuando alguien se plantea instalar un motor reconstruido es:

“¿Y esto quién me garantiza que me vaya a funcionar bien?”

Y es una buena pregunta, no lo dudamos, sobre todo si lo comparamos con la seguridad que transmite un motor nuevo comprado al fabricante; sin embargo, lo cierto es que los motores reconstruidos profesionales (no los que alguien repara en casa o en un taller sin especialización) incluyen garantías muy detalladas que pueden ir desde 1 hasta 3 años, dependiendo del tipo de pieza y del uso que se le dé.

Sin ir más lejos, Reconstruidos Mober garantiza que la atención sobre la calidad y garantía del motor en un entorno profesional es completa: sabes de dónde viene cada pieza, qué componentes se han sustituido y cuáles se han conservado, en qué banco de pruebas se ha verificado y qué resultados ha dado. Es decir, compras un motor en condiciones, y, además, tienes acceso a toda la información técnica que garantiza que ese motor está preparado para muchos kilómetros más.

Los motores reconstruidos son una buena opción para cuidar el planeta.

Reutilizar y alargar la vida útil de los objetos es una necesidad para todos nosotros: la industria de la ropa es una de las más tóxicas, pero no es la única, ya que ahora cada decisión cuenta. Por eso, reconstruir un motor es lo mejor, ya que evita tener que fundir metales, fabricar piezas nuevas desde cero o desechar toneladas de materiales que aún pueden seguir funcionando: es una decisión ecológica, que encaja perfectamente con la tendencia actual hacia una movilidad más responsable.

De hecho, la reconstrucción de motores está reconocida por la Unión Europea como una práctica sostenible que contribuye a reducir la huella de carbono de la industria del automóvil ¡Así que imagínate!

¿Y cuándo conviene más reconstruir un motor que comprar un coche nuevo?

Esta es otra de las grandes preguntas, y la respuesta, como suele ocurrir en estos casos, es que depende. Sin embargo, hay situaciones en las que la opción del motor reconstruido es la más sensata:

Imagina que tienes un coche con 10 o 12 años, pero el resto del vehículo está en buen estado. El chasis, la carrocería, la suspensión, el interior… todo sigue funcionando bien. Solo falla el motor. ¿Realmente tiene sentido gastarse 20.000 €en un coche nuevo, cuando por una décima parte puedes tener un motor prácticamente como nuevo y seguir usando tu vehículo sin más problemas?

O imagina que tienes un modelo de coche que ya no se fabrica, pero con el que estás encantado; cambiar de coche significaría perder todas las mejoras que le habías hecho (como el equipo de música o los neumáticos), además del valor emocional. Pues bien, reconstruir el motor te dejaría seguir con tu coche actual, pero con un corazón renovado y muchas veces mejor que el original.

A través de estos ejemplos puedes orientarte para tomar tu decisión, pero recuerda que cada caso es único: lo suyo es que te informes de las opciones disponibles y tomes tu decisión. Pregúntate si de verdad merece la pena, y será más fácil.

Recuerda, no es una solución “de pobres”.

En algunos círculos todavía hay quien piensa que reconstruir un motor es “lo barato”, lo que hace la gente que no puede permitirse otra cosa, pero esa visión está completamente equivocada: hoy en día, reconstruir el motor es una elección lógica para todas las personas que buscan rendimiento, sostenibilidad y control del gasto sin tener que renunciar a fiabilidad.

De hecho, en sectores como el industrial, el transporte profesional o incluso el agrícola, los motores reconstruidos se consideran muchas veces la mejor opción, ya que además de ser más baratos, con ellos puedes mantener maquinaria muy especializada en funcionamiento sin tener que adaptarte a modelos nuevos que pueden ser menos útiles para el tipo de trabajo que se realice.

Una segunda vida, pero con miles de mejoras incluidas.

Ahora que ya sabes un poco más sobre el tema de los motores reconstruidos, es probable que hayas cambiado tu visión ¡Y nos alegramos! Reconstruir un motor no debería generar dudas ni temor, todo lo contrario: si se hace bien, supone una forma inteligente de alargar la vida útil de tu vehículo, de mejorar su rendimiento y de reducir tu impacto medioambiental. Además, recuerda lo que te hemos contado: si cuentas con los profesionales adecuados, probablemente tendrás un motor mucho mejor que el original ¿No es genial? Eso te puede venir bien en todos los sentidos, incluso si alguna vez quieres vender tu coche, ya que realza su valor.

Y como has visto, la reconstrucción de motores profesional no es un parche sin más; es un trabajo técnico muy preciso, con garantías, seguimiento y con mucha más lógica de lo que a simple vista parece. Así que, la próxima vez que escuches que alguien ha preferido tener un motor reconstruido, en lugar de pensar “uff, pobre”, igual deberías pensar: “¡Qué buena idea ha tenido!”.

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