El español está de moda. Los países Europeos e incluso algunos de los que se encuentran más allá de las fronteras de nuestro continente como Brasil, se han dado cuenta de que con nuestro idioma se puede llegar muy lejos y muchas empresas y academias organizan casi a diario estancias en diferentes zonas españolas para ofrecer una inmersión lingüística en el español a sus alumnos. Uno de los lugares que yo recomiendo para hacer esas inmersiones es el Cortijo El Sapillo, una casa rural situada en Nerpio que ofrece a los visitantes la posibilidad de realizar diversas actividades como senderismo, pesca o espeleología.
En mi opinión realizar el curso en esta casa rural en Albacete ofrece muchísimas ventajas. Por un lado el poder complementar las clases de español con el conocimiento de la cultura más tradicional de nuestro país y la posibilidad de realizar diferentes actividades como un añadido al entretenimiento de la estancia. Una ruta senderista en español, por ejemplo, puede aportar al alumno un entrenamiento idiomático tanto en escucha como en la práctica de direcciones al igual que puede ser toda una experiencia la espeleología.
Sea como sea está comprobado que la inmersión en el idioma favorece su aprendizaje y estimula al alumno haciendo que mejore su nivel en menos tiempo y con más destreza. Pero ¿qué es exactamente la inmersión lingüística? Se trata, básicamente de la exposición intensiva a una segunda lengua, viviendo en una comunidad que la hable de forma habitual.
En España, 14 centros de Educación Primaria han decidido sumarse a este tipo de enseñanza y enviarán a sus alumnos a la Granja Escuela de Monfruague donde aprenderán jugando.
Hoy en día podemos encontrar múltiples teorías y métodos de estudio de idiomas. ¿Habéis oído eso de “aprende ingles con 1000 palabras”? O ¡Aprende chino en 6 meses! Todos estos métodos tendrán su lado positivo, no lo niego, pero ¿realmente alguien cree que puede aprender un idioma bien con métodos como este? La mejor manera que hay de aprender un idioma es estudiando y practicando todos los sentidos en todas sus formas, desde el oído, la escritura, la conversación, hasta la gramática más pura.
Si bien es verdad que hay inmigrantes que aprenden a hablar un idioma entendiéndolo sin saber apenas escribirlo, hay que comprender que esto no es lo ideal o idóneo si se pretende adquirir todas las destrezas del idioma porque no podrán escribir una carta en condiciones ni, mucho menos, trabajar con ese idioma en una oficina donde llegan documentos diariamente.
Forzarte a hablar el idioma, escribirlo e adaptar el oído a su acento es la mejor manera que tenemos todos para conseguir fluidez en esa lengua porque sólo los niños, que son como esponjas, pueden presumir de aprender un idioma sin esfuerzo con tan sólo escuchar hablar a los adultos y, aun así, no olvidemos que esos niños tienen después clases de ortografía y gramática.