El puerto de Sevilla, situado a unos 70 km del océano Atlántico, es el único puerto marítimo de España en una ciudad del interior, pues el río Guadalquivir es navegable desde su desembocadura en Sanlúcar de Barrameda hasta la capital hispalense, aunque el tamaño de los barcos que acceden a la ciudad está limitado por una esclusa con un calado máximo de 8,5 m y el puente de circunvalación del Centenario que limita el calado aéreo a 42 m.
El clima de Sevilla es mediterráneo típico (tipo Csa), con precipitaciones variables, veranos secos y muy calurosos e inviernos suaves y a menudo lluviosos que concentran más de la mitad de la lluvia anual. Según la clasificación climática de Köppen, corresponde a un clima Csa. La temperatura media anual es de 19.2 °C, la más alta de Europa continental[cita requerida]. Enero es el mes más frío con una media de temperaturas medias de 11,0 °C; y julio es el mes más caluroso, con una media de temperaturas medias de 28,2 °C. Se superan los 40 °C varias veces al año. Por sus temperaturas medias estivales es la capital de provincia más calurosa de España.
Las precipitaciones con una media de 538,8 mm al año, se concentran entre octubre y abril; siendo diciembre el mes más lluvioso, con 99 mm. Hay un promedio de 51 días de lluvia al año, 2918 horas de sol y 3 días de heladas.
La flora y la fauna de Sevilla
Más de 750 especies y variedades vegetales de varias partes del mundo se hallan integradas en la ciudad. Entre los árboles que por sus características y abundancia destacan con su floración, están las jacarandas y los naranjos amargos. En el paisaje viario se encuentran además otros árboles frecuentes como acacias blancas, plátanos, tipuanas o árboles de fuego.
Los jardines históricos de la ciudad presentan un amplio muestrario de diferentes estilos y tamaños con especies exóticas, como en los jardines del Alcázar, el parque de María Luisa, el parque de las Delicias o el jardín Americano. En ellos es posible encontrar árboles como ombú o árbol bellasombra, árboles del caucho, magnolias, además de los mencionados plátanos, acacias blancas y jacarandas.
En las distintas zonas verdes que responden a un concepto tradicional de parque urbano, donde se imponen criterios de ahorro en mantenimiento y la vanguardia de la jardinería europea, se encuentra mayor presencia de plantas autóctonas o naturalizadas, adaptadas a las ciudades y al clima de Sevilla.
El parque del Alamillo abarca 48 hectáreas de la zona más septentrional de la isla de La Cartuja. Consta de áreas boscosas autóctonas en las que la actuación jardinera se limita a podas sanitarias y riego. En este parque se pueden encontrar árboles como algarrobos, naranjos, olivos, quejigos, encinas, alcornoques, fresnos europeos y pinos piñoneros.
Cerca, junto a Isla Mágica, se encuentra el jardín Americano, con más de 400 plantas de origen americano. Fue construido para la Exposición Universal de 1992 y reinaugurado en abril de 2010.
Las especies silvestres que conforman la fauna de Sevilla son aquellas que mejor aprovechan los desechos de la sociedad urbana y son muy diferentes de las que se encuentran en los jardines históricos, los parques urbanos, los parques metropolitanos y los márgenes de los ríos Guadaíra y Guadalquivir.
Los vertebrados más numerosos que conforman la fauna sevillana son las aves, existiendo muchos tipos de aves en los diferentes parques de la ciudad. Los peces, si se exceptúa el río, están representados por los carpines que se encuentran en algunos estanques.
El parque del Tamarguillo es un parque fluvial de trazado longitudinal que se encuentra en la cabecera de dos históricos arroyos: el Tamarguillo, que le da nombre, y el cauce natural del arroyo Ranillas, con sus meandros a través de la llanura de inundación. La gran extensión, en torno a 96 hectáreas, y su ubicación junto al aeropuerto de San Pablo en la periferia de la ciudad, le proporcionan grandes ventajas para la atracción de las aves. Preserva un humedal de características singulares con especies propias. Son frecuentes rapaces como cernícalos vulgares y primillas, águilas calzadas y ratoneros comunes. Existen otros vertebrados típicamente asociados a ambientes palustres, aves como el ganso común, la cigüeñuela, el ánade real y el porrón europeo así como reptiles y anfibios: eslizón tridáctilo ibérico, galápago leproso o sapillo pintojo.
Dónde alojarse
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